jueves, mayo 27

sonidos

Hacía tiempo que no habitaba tanto rato seguido mi casa. La ley de las compensaciones debe estar detrás de esto, tantas ausencias seguidas que me obligan a dejarla por varios días hace que con esta gripe me vea obligada a quedarme adentro dos días enteros. Verla amanecer y anochecer desde adentro tiene su magia y los sonidos que lo acompañan también. Las rutinas laborales evitan que pueda disfrutarlo entre semana de esta forma.

Me levanto, abro las persianas, que evitan la luz mañanera en mi cara sobre la almohada, calzo las pantuflas y bajo las escaleras. Prendo la radio y la computadora antes que cualquier otra acción. Levanto persianas y corro cortinas, también es bueno que entre la luz en el living, donde me dispongo a vivir el día entero. Está claro que ayer el día fue parecido, es sin duda el habitat de una persona encerrada, miles de cosas sobre la mesa ratona, el sillón abierto con el acolchado sobre él y la bolsa de agua caliente (ya fría) debajo.

Afuera se sienten voces de niños que juegan, pocas pero cercanas. Me hago el café con leche, chequeo el correo y miro el facebook. Me rio un rato con la radio y me pongo a corregir un artículo que tenía que haber entregado hace unos días. Me da sueño y pienso si es verdad que estoy enferma o me estoy haciendo la viva para quedarme sucuchada en casa durmiendo calentita...

Apago la radio para concentrarme, escribo un rato y duermo otro. Me levanto y sigo escribiendo. Termino una versión no muy buena del trabajo y se lo mando a mis compañeros, no puedo hacer más por hoy. El sol se fue hacer rato y no me di cuenta.

Ahora, después de un rato de tele, invade el sonido de los tambores que vienen desde la esquina. ¿Estarán ensayando algo?, ayer sonaron como hasta la 1 de la madrugada, que fue cuando recobré la conciencia y me trasladé del sillón a la cama. Pasos de vecinos, una moto que pasa, ollas que se acomodan en alguna cocina para comenzar a preparar la cena y las teclas que repiquetean.

Segundo día de reclusión que se va terminando, mañana saldré y me encontraré con los sonidos del afuera. Pero todavía me queda un rato más de nido.

miércoles, mayo 26

convivencia

Cinco horas y varios litros de té después me propongo escribir en este blog abandonado. Repasé cada uno de sus post y me entreveré con sus temas recurrentes. Pasan las hojas y vuelvo sobre lo mismo. ¿Será que sólo de esto está compuesta mi vida, disquisiciones sobre el amor, el tiempo y la felicidad? No sé por qué lo abandoné, me gusta encontrarme en pensamientos de hace un tiempo y descubrir las palabras.

Un temor que apareció hace como un año, cuando lo estaba dejando, fue el cambiarlo por otro y aunque no quería fue lo que hice. Descubrí que con el otro la cosa era más simple y obtenía mayor respuesta. Ahora me doy cuenta que no se pueden comparar y que ambos pueden tener un lugar en mi vida. Que son distintos y que despiertan cosas diferentes en mi.

Espero que este retorno sea para quedarme y reencontrarme, más allá de las gripes, el cansancio o el tiempo esquivo.

¡Que vivan el blog y el facebook dentro de mi y fuera!