jueves, agosto 31

¿?

Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida.

Woody Allen

La calle del bien y del mal


Como bien sabemos, la cuadra del Ángel Gris está en la calle Artigas entre Bogotá y Bacacay. Sucede allí algo muy particular: en una de las veredas no es posible ser bueno. En la otra es imposible ser malo.Una noche pasé con una muchacha rubia por la vereda oeste. La arrinconé en un umbral oscuro, la besé con pasión y logré poseerla allí mismo.Después cruzamos la calle. Y mientras caminábamos por la vereda oriental, le pedí que me olvidara y la abandoné para siempre.En la cuadra del Ángel Gris hay dos veredas. En una no es posible ser bueno, en la otra no se puede ser malo. Aún no tengo decidido cuál es cuál.

Alejandro Dolina, "Crónicas del Ángel Gris"

miércoles, agosto 30

pandemonios

"Sufro el dominio de los domingos
son como adelantos de Navidad
temo al fascinio de la verdad
hubo un comienzo y habrá un final

Purgando cada nuevo minuto
libro en este infierno mi claridad
sufro el dominio de la verdad
todos los goces que ya no están

Hay algo tuyo en todos mis labios
algo que despierta en el paladar
masco el demonio de la verdad
nada de aquello me gusta ya"

Fernando Cabrera

espera











por arqtche

martes, agosto 29

espejos...













por arqtche

boliches nocturnos

Creo que de a poco vamos estableciendo las rutinas que nos hacen sentir como en casa. No es que la nueva casa nos cambie la vida sino que tratamos de adaptar el nuevo medio a nuestras vidas y costumbres. Cada cuadro de la casa vieja va encontrando un lugar en la nueva, puede ser que nos deshagamos de alguno, pero ya más asociado con el paso de la vida, la edad, los climas, los gustos, pero no por el espacio nuevo en sí. Adoptamos nuevos ritos, pero sin darnos cuenta se parecen tanto a los que ya teníamos que casi no son nuevos.

Encontramos un boliche en el que canta gente en vivo (cantautores como les gusta decirles acá), sí señores, en Barcelona no es habitual que los boliches tengan gente que cante con su guitarra. Me atrevo a decir que existen pocos lugares en toda España donde esto suceda, salvo en Andalucía, donde la guitarra, el flamenco y la cultura "mora" ha calado hondo. Volviendo al principio, esta era una de las cosas que más extrañaba de Montevideo, poder ir a un boliche a escuchar música en vivo. También Cinemateca y la pizza a la piedra. De a poco, vamos descubriendo lugares similares y los vamos metiendo en la rutina y sin quererlo nuestra vida se parece tanto a la de allá que uno se pregunta si el lugar es el que es parecido o es que uno no tiene creatividad.

En las entrevistas que voy haciendo a los uruguayos en Barcelona también se ve esto, "mi vida es casi igual a la de allá", con algunas salvedades, pero en general nos establecemos las mismas rutinas y hasta que eso no sucede, no nos sentimos como en casa.

Por eso elegimos Barcelona y no Madrid, porque tiene mar. Extrañamos la lluvia y el olor a tierra mojada, las noches de verano cuando refresca, las playas con arena fina y la rambla.

Tratando de reconstruir nuestro universo se nos van los años, no estamos acá ni allá, nos montamos una especie de lugar paralelo en el que intentamos sentirnos como en casa. Aunque la decisión sea quedarse, la de la mayoría lo es, hay muchísimas cosas que permanecen. Ahora entiendo al "gallego" del boliche de la esquina que sigue hablando con todo su acento, la "ye" es una de las cosas más difíciles de perder.

Por suerte, tengo la suerte de elegir, puedo volver y ya no me voy a sentir "como en casa" sino "en casa". Evaluaciones mediante se va otro año. Termina agosto y enero está a la vuelta de la esquina. Por lo pronto seguiremos yendo a la playa por unos fines de semana más, yendo a Mediterráneo (el boliche que descubrimos), esperaremos a que llegue el invierno y, esta vez sí, espero, conoceremos la nieve, presentaré la tesina, pasará la navidad (con frío como en las películas) y ya nos encontraremos en otro carnaval.