No hay motivo aparente, salió el sol, hace menos frío, da la sensación de que derrotamos al invierno, el entorno está más o menos encaminado, tengo una pila de cosas pendientes que intento encarar pero nada distinto a otros días, la casa limpia y la panza llena, pero el pecho sigue apretado. Le doy órdenes a la cabeza para que se despeje a ver si podemos respirar mejor y nada, dan ganas de dormir pero eso sería una cobardía, más teniendo en cuenta la pila de cosas pendientes que intento encarar. Sigo dándole vueltas...
En fin, hay días buenos, malos y de los otros. Los últimos son los peores.