jueves, julio 19

homenajes

"Murió Fontanarrosa. ¡Qué lo parió!" Salía de Cinemateca de ver la última de Trapero y me llegó este mensaje de G. al celular.

Mientras esperaba que empezara la película pensé que hacía días que no sabía nada de G., que tenía que llamarlo para vernos o por lo menos saber en qué anda, y bueno, me ganó de mano.

G. tiene un amor incondicional por Fontanarrosa y yo lo aprendí con él, como muchas otras cosas. Por suerte una se cruza con gente así, ¿no? Gracias, a ambos.

extrañeza

Haciendo un poco de autobombo, pasé los mil visitantes desde que los empecé a contar el 8 de junio pasados. Claro, no voy a pensar que son más de mil personas diferentes, sé que mis amigos entran a menudo y eso engrosa los números. Pero me llama la atención desde los lugares que entran. Claro está que desde Montevideo y Barcelona puedo sospechar quiénes son, pero ¿y los otros? ¿Quiénes son esos visitantes anónimos que pasan y recorren mis palabras? Es excitante e intimidante a la vez pensar en que lo que escribo puede ser leído por gente que no conozco, que estoy exponiendo mis sentimientos y vida al mundo. Mi curiosidad no me libera de preguntar: ¿quién está ahí? Gracias por venir!!

lunes, julio 16

virtualidades

Casi seis meses después de haber dejado de recorrer sus calles, cuando tengo un ratito para pensar, extraño Barcelona. Es un sentimiento extraño. Por momentos me parece que esos tres años que estuve ahí fueron como una realidad virtual, mientras mi realidad "real" estaba acá en Montevideo. Por eso ahora extraño recorridos, amigos, alguna actividad, que formaron parte de mi rutina durante un tiempo, que formarán parte de mis afectos para siempre, sospecho, pero que no son parte de mi vida real. Corro por Montevideo, de un trabajo al otro, y parece que nunca me hubiese ido. Sólo existen algunas lagunas de información: claro no estaba acá cuando pasó eso...

A fin de mes me mudaré, parece, al apartamento que me albergará por un tiempo más duradero y no tan pasajero. La sensación de que esta es la vida real y que no hay más cosas provisorias hace que cada movimiento sea un poco más pesado, pero también tienen un gusto incomparable.

Extraño Barcelona y su provisoriedad, sus calles, su temperatura (me estoy muriendo de frío), mis amigos que están allá y también mis amigos por todos lados que no están acá. No me pasa eso de que no soy de ningún lado. Soy de acá, y de eso no hay duda, y quiero estar acá, pero un pedazo de mi corazón y vida imaginada se quedaron allá, sobre todo ahora que está Woody Allen filmando en la Barceloneta.