domingo, junio 15

trenes

Cambiaron mis rutinas, claro cambié de ciudad, de país... Ya no tomo trenes y casi no tomo ómnibus porque mis trabajos, casa y salidas quedan bastante cerca unos de otros por lo que los recorridos son a pie. Sólo las idas al interior me dan un hueco en el tiempo para cosas parecidas a las que siguen.

También cosecha vieja, como el post anterior, este es de 2006:

Hace días que el tren es mi obsesión. Encontré un hueco en el tiempo. Viajo exactamente una hora y 10 minutos por día en tren.

Siete y 15 de la mañana suena el móvil (o celular) con la alarma, lo apago y sigo durmiendo. Siete y 28 me levanto corriendo porque me dormí. Me ducho, desayuno un café con leche y, desde hace un tiempo también como algo porque sino no llego a la hora de la comida de acá sólo con un café con leche (se come entre las 2 y las 3 de la tarde) y sino me tengo que comprar algo por ahí, me como unas tostadas. Me peino, saludo y arranco. Ya tengo cronometrado exactamente el recorrido, los semáforos sincronizados, la recogida del diario (puedo llegar a recibir 4 en el trayecto de mi casa a las estación de tren). S2 (esa-exactamente no es una "a" sino una mezcla entre a y e, sería algo así como ae- dos) Sabadell (sí y me pronuncian la doble l al final eh). Me tomo el tren, por suerte lo agarro vacío o casi porque es la primera estación. Me siento mirando hacia donde avanza, sino me mareo, despliego los diarios y leo los titulares. Pienso, hasta Las Planas (mitad del trayecto) leo y después cierro un poco los ojos. Resulta que cuando quiero acordar estoy en Valldoreix (a 7 minutos del destino de mi viaje). Uff, ya se me pasó el viaje de ida, apenas leí titulares y no pude dormir nada.


Viaje de vuelta, para este tengo más planes, son las 3 de la tarde. Tengo 35 minutos para leer, hacer un sudoku y pensar algo para el blog (última actividad que me lleva tiempo de vida).


Día dos de preocupación en el tren. Hoy voy a leer el libro que me regalaron para mi cumple. Lo abro, empiezo a leer, me empiezo a entusiasmar y se sientan en los dos asientos que tengo enfrentados una tipa y un tipo, y se ponen a conversar... y meta conversar sin percatarse que no me dejaban concentrarme en mi lectura, que la beca, que si dijiste en el trabajo, que si me voy a Londres, que me confunden con un latino, y ella ¿con un latino?, si porque hablamos español, ah-ella- porque que te confundan con un latinoamericano nada que ver, somos bien distintos. ¿Cómo me puedo concentrar? Hago fuerza, vuelvo a mi libro, suena un acordeón con La cumparsita, como tantas veces, y pienso, esto tengo que contarlo en el blog porque para una es rutina pero es raro que se suba un señor de Europa del Este con su acordeón y toque La cumparsita, ¿o no? Recordatorio entonces: "acordeón, cumparsita, europa del este". Y el libro ahí, muerto de la risa, sin avanzar una página más. Ya estamos en Gracia, ya me quedan dos paradas. Se esfumó el tiempo.


Día tres de preocupación en el tren. "Ta, tengo que escribir para el blog". Así que saco la agenda y uso unas hojas de días viejos para anotar algunas ideas, porque cuando llegue a casa tengo que ponerme con las entrevistas, borroneo algunas cosas y las ideas se esfuman, constato: ya no puedo escribir a mano, es terrible. Bueno, por lo menos usemos la lógica, saco uno de los diarios que me habían dado de mañana y me pongo a hacer un sudoku. Se me empiezan a cerrar los ojos. El tren avanza y morfeo me gana. "Aquest tren finalitza el seu recorregut en aquesta estació". Me despierto medio abombada ya en el destino. Salgo de la estación, mucha luz!! Llego a casa y me pongo a escribir en el blog... ¿y lo que tengo que hacer? Ahora voy Pepito Grillo!!!

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