martes, mayo 27

camino II

Hace tiempo que estoy adoptando unas reacciones que todavía me descolocan un poco. Pasé de tener vergüenza de preguntar un precio en una tienda a pelearme con el que me atiende si lo hace mal.

Esta característica se está apoderando de mi en la calle. Voy por ahí exigiendo que se respeten las normas de tránsito y de higiene básica de la ciudad. Yo no manejo ningún auto pero soy peatona responsable (y hasta un poco temerosa) entonces de un tiempo a esta parte suelo gritarles a los conductores que no respetan las cebras o pasan el semáforo en rojo.

Hoy salí de casa con buen ánimo. Como todos los días, camino al trabajo (hago unas 10 cuadras de ida al trabajo de la mañana) fui a cruzar una calle y un auto dobló sin prender el señalero. Por supuesto, en esta nueva actitud de defensa de derechos de los peatones, puse cara de enojada y le hice la seña de que tenía las luces apagadas, a la que el señor respondió enseguida pendiéndolas.

Me puse contenta y seguí caminando muy rápido como siempre, escuchando la radio y pensando en esta nueva actitud. Completé la sonrisa del día cuando me crucé con un omnibus lleno de escolares que estaba estacionado, listo para que descendieran. Los del fondo, un montón de varones, me saludaban con el pulgar hacia arriba. Los miré y respondí el saludo. Ellos festejaron, yo me reí.

Pensé que era una buena forma de empezar el día, aunque fuera martes y tuviera tantísimas cosas que hacer.

1 comentario:

dijo...

Y, una va cambiando, de lo tranquila se va a lo histérica, y así.. pero es muy linda forma de empezar el día, algo diferente...
fué diferente ese día????
beso