lunes, abril 7

rivera

El sábado de mañana, demasiado temprano, me tomé un omnibus para Rivera (departamento de Uruguay limítrofe con Brasil a 501 km de Montevideo). Tenía que dar una clase y me quedé preparándola hasta las 4 de la mañana. Este año este va a ser mi padecimiento/regocijo. Dar clases de varios cursos por primera vez. Me encanta dar clases, lo que me obliga a estudiar y ponerme al día (que también me motiva sobremanera), pero los tiempos son escasos entonces tengo que encontrar huecos y eso en general quita horas de sueño y/o esparcimiento. Volviendo a mi viaje a Rivera, 6 menos cuartos de la mañana me tomé el omnibus sin haber dormido. Muerta cerré mis ojos y los abrí 3 horas después. Todavía faltaban 3 horas más de viaje así que me dispuse a mirar por la ventana y recorrer el paisaje. Llegué a Rivera con media hora para comer y después tenía 6 horas de clase!!! Corrí, comí, di mi clase y la última media hora fue terrible. Las palabras se negaban a ser conectadas, conjugadas y pronunciadas correctamente. Una fuerza externa se empecinaba en trancar mi lengua que a su vez, haciendo fidelidad a eso que el lenguaje es pensamiento, imposibilitaba la sinapsis entre tanta oscuridad. Por suerte llegué al final. Corrí a la terminal nuevamente, compré una botella de agua y me dispuse a dormir en el ómnibus como hacía días no lo hacía. Por supuesto que no lo logré en 400 km. Vi la gente que iba variando, de más rural a más urbana, de más veterana y con niños a más joven, cambiaron de aspecto, clase social y costumbres a medida que llegábamos más al sur, y yo seguía dando vueltas buscando acomodo. Me desperté con los pasajeros bajando del omnibus, sólo faltó que el guarda viniera a despertarme.

Hoy todavía estoy dolorida y tratando de recuperarme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya te recuperaste? porque se te ve muy bien cuando eso pasa y si no pasa también.