lunes, enero 21

ansiedad

De un tiempo a esta parte desarrollé una intolerancia insoportable a las transiciones. Incluso cuando esas transiciones son disfrutables con despedidas, cierres y abrazos. Creo que se debe a los viajes de los últimos tiempos. Los años dejan secuelas y no hay con qué darle.

Si ya tengo decidido que voy a renunciar a un trabajo pero tengo que esperar un mes porque demoran eso en el trabajo nuevo para hacerme el contrato me desespero. Si es el último día de vacaciones y faltan 4 horas para tomar el ómnibus que me llevará de nuevo a la realidad, prefiero ya estar en mi casa lavando ropa y no en esas horas muertas en las que sólo me queda lamentarme.

Supongo que será por eso que no quiero pensar en lo que viene para poder disfrutar ahora cada paso y no pensar en que cada día es una transición. Creo que estoy descubriendo una nueva modalidad de caminar. Veremos cuánto tiempo tarda el orden anterior en dar nuevamente un golpe de estado.

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