domingo, diciembre 23

mambo

Me duele la espalda. Pero esta vez no es por haber estado muchas horas en un vehículo recorriendo el país ni por haber estado sentada frente a la computadora mucho rato. Este dolor tiene un único motivo de 3 minutos. Ayer me subí al Mambo.

Con su teoría de que nos vamos a morir y por eso vale hacer todo, mi amiga M.E. propuso a los incrédulos amigos la aventura de subirnos al juego de sacudida al ritmo de la música. Dejamos el mate y la vergüenza abajo y nos dispusimos para el movimiento. Por supuesto que no intenté pararme y desafiar a la física como mis compañeros mamberos. Apenas grité, levanté los brazos e insinué un ladeo de cadera apoyada, siempre y en todo momento, en el asiento.

Debo confesarlo, me divertí mucho y el regaetón Atrevete-te que nos tocó en suerte siguió dando vueltas en mi cabeza hasta hoy.

Altamente recomendado para sacarse prejuicios y divertirse mucho...

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