Conocerse claro está que necesita su tiempo, diría el Darno.
Y sí, al principio uno nunca es su mejor versión, nervios, sobreactuación, exposición, torpezas varias. Más si a eso le sumamos presión y muchas expectativas. Si la necesidad de perfección instantánea supera a las ganas de exploración, seguramente, los intentos queden por el camino con el consecuente nuevo intento y así sucesivamente. Nunca llega el momento de relajarse y dejarse ser y eso cansa mucho.
¿Cuándo le empezamos a pedir a la vida la satisfacción instantánea sin el esfuerzo que implica la construcción? ¿Cuándo comenzamos a descartarnos antes de darnos las oportunidades? ¿Cuándo se largó esta carrera y empezamos a dejarnos por el camino sin mirar para atrás? ¿Cuándo nos perdimos y dejamos de encontrarnos? ¿Cuándo se pasó todo este pedazo de vida? ¿Cuándo di vuelta la esquina y me perdí?
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