En mi ruta cotidiana mañanera de casa al trabajo el paisaje me ofrecía varias escaleras hoy. Algunas tenían personas arriba peleando con cables pero otras estaban ahí, solas, como invitando a subir a algún lugar. Obviamente ni lo intenté porque el final contra la pared estaba ahí nomás y era perfectamente visible. También evité pasarles por abajo, por aquello de la mala suerte.
Ojalá una pudiera tener esa conducta frente a otras cosas también, si subir implica no llegar muy lejos y aproximarse demasiado un peligro o por lo menos un atentado a la suerte nos iría mejor. Habrá que aprender a esquivar estos elementos que nos pueden traer riesgos innecesarios.
1 comentario:
Aprendemos de los errores... y si no pensaramos tanto????
un abrazo
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